
La Masacre de Napalpi (Chaco) se produjo el 19 de Julio de 1924, cuando tropas policiales rodearon y asesinaron a mansalva a 200 aborígenes tobas y mocovíes. El diario El Heraldo del Norte narró así los hechos: "Como a las nueve, y sin que los inocentes indígenas realizaran un solo disparo, hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad". Les extirparon orejas y testículos para exhibirlos como trofeos.


El 12 de octubre de 1922, el radical Marcelo T. de Alvear había reemplazado en la presidencia a Hipólito Yrigoyen y el Territorio Nacional del Chaco ya se perfilaba como el primer productor nacional de algodón. Pero en julio de 1924 los pobladores originarios toba y mocoví de la Reducción Aborigen de Napalpí –a 120 kilómetros de Resistencia– se declararon en huelga: denunciaban los maltratos y la explotación de los terratenientes. Los ingenios de Salta y Jujuy ofrecieron mejor paga. Hacia allá intentaron ir los pobladores, pero el gobernador Centeno prohibió a los indígenas abandonar el Chaco. Los pobladores de Napalpí decidieron resistir. El 18 de julio, y con la excusa de un supuesto malón indígena, Fernando Centeno dio la orden.A la mañana del 19 de julio, 130 policías y algunos civiles partieron desde la localidad de Quitilipi hasta Napalpí. Después de 45 minutos de disparar los Winchester y Mauser a todo lo que se movía, sólo quedó el silencio y la humareda de los fusiles. Los heridos –fueran hombres, mujeres o niños– fueron asesinados a machetazos. El periódico Heraldo del Norte recordó el hecho a finales de la década del ’20: "Como a las nueve, y sin que los inocentes indígenas realizaran un solo disparo, hicieron repetidas descargas cerradas y enseguida, en medio del pánico de los indios (más mujeres y niños que hombres), atacaron. Se produjo entonces la más cobarde y feroz carnicería, degollando a los heridos sin respetar sexo ni edad".
UNA SOBREVIVIENTE DE LA MASACRE DE NAPALPI CUENTA SU HISTORIA.
Por Pedro Jorge Solans*

Esa mañana de sábado, 19 de julio de 1924, cuando esos hombres blancos mataban y mataban desde un aparato que volaba. Aquellos labios de aquellas bocas con aquellas dentaduras. Aquellos hombres blancos, hombres blancos con gafas negras, que miraban y se reían desde arriba.¡Cómo olvidarlo!Se reían como diablos, y gritaban como lobos. Abrían la boca. Abrían la boca. Se reían, y festejaban, cuando caían los niños, las mujeres, los ancianos…¡Cómo olvidarlo! ¡Cómo olvidarlo! Y después los policías a caballo que disparaban y los de a pie que degollaban con tanta furia que los uniformes reventaban. No parecían seres humanos...
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